Maravatío, Michoacán.– Juan Pablo Segundo dijo: Es la caridad y el servicio a los que nos salvan y nos hacen el camino hacia la verdad.
Debemos repetir que trabajar es servir, y la alegría de poner nuestro trabajo y nuestras personas al servicio del bien, no podrá jamás ser sustituida por la ilusión de un efímero poder individual.
La inteligencia sola no puede caminar en la búsqueda de la verdad, sino está sostenida de continuo por la voluntad.
No se encuentra la verdad si no se la desea firmemente y ése es un acto de la voluntad de la conciencia divina que uno manifiesta a través de la voluntad. Ese es también el libre albedrío.
Uno elige vivir en la verdad o en la mentira.
El hombre no puede vivir sin esperanza.
Debe aspirar a algo. Debe tener una finalidad en la vida y la sensación de poder alcanzarla.
De algún modo al hombre le resultó más fácil amar lo que ve, que lo que no ve, sin embargo está llamado a amar a Dios, que es el amor que esta sobre todas las cosas.
Con la cita anterior quiero dar el mas cordial homenaje a a una persona que desde los 13 años de edad decidió consagrarse al servir al Señor Dios todopoderoso y me refiero con todo respeto al Sacerdote Gilberto Núñez Pérez.
Pero quien fue el Padre Gilberto Núñez Pérez
Ante todo un ser humano como todos los presentes con muchos deseos de servir a la comunidad católica y al prójimo, él nació un 23 de julio de 1933 a las 4 de la mañana en la comunidad de Las Palomas municipio de Maravatío, Michoacán. Hijo de Don Faustino Núñez Palacios y Delfina Pérez Cornel, respetables familiares de la época del tradicional Maravatío y sus alrededores.
Sus estudios primarios los realizó en la respetable escuela primaria Miguel Hidalgo y Costilla (antes Francisco I. Madero) de la tenencia de San Miguel Curahuango. Justo en el momento de terminar su primaria, su mamá le preguntaba ¿Gilberto tu qué vas a hacer, para qué vas a estudiar?, la respuesta de aquel noño fue simplemente NO SE.
Pasados los días de terminar su primaria, se le pidió a aquel niño que se arreglara porque lo iban a llevar de paseo a la ciudad de Morelia, lugar donde le compraran zapatos, ropa y todo nuevo.
Aun con la inocencia de un chiquillo como los pequeños que están este día presentes, el fue llevado camino rumbo a la comunidad Jesús del Monte Santa María de Guido en Morelia, llegó con su mamá y hermana a la puerta del Seminario Tridentino y le dijeron: aquí te quedas Gilberto, cuida bien estas maletas y regresamos.
Que lejos estaba él de imaginar que en ese momento lo iban a inscribir en el seminario como alumno porque su mamá quería que fuera padre y él no lo aceptaba. Al salir su familia a la puerta del seminario, se despiden de él y le dicen: aquí te quedas, es tu nueva casa, se porta bien y a estudiar.
Gilberto que no aceptaba las propuestas pensó «en corto plazo me voy, yo no me quedo», sin embargo a los dos días de su estancia platico con algún superior y este le preguntó que quién era, que dónde vivía y para qué estaba alli, que si tenia amigos o si conocía a alguien, las respuestas fueron dándose, sin embargo la idea de salirse la traída muy latente, para ello la persona que lo estaba interrogando le dio una pequeña tarea con una frase: diciéndole que para ser sacerdote se requería ser muy hombre y en él no veía esa decisión, además que le daba 8 días para hacerse de amigos, al término de ese periodo tendría que tener una respuesta y si no la habría ellos mismos se encargaban de regresarlo a su casa en Maravatío.
Sin embargo pasó el tiempo, los días y los meses, los años y con ello se confirmó que su destino era servir a Dios y fue así como se ordenó como sacerdote un 1° de marzo de 1958.
Su trabajo pastoral lo realizó en diferentes lugares como lo fue en SALAMANCA, GTO., con el gremio de los petroleros en la Parroquia de San Antonio, ciudad también donde fundó otras parroquias como la de San Martín, la del Sagrado Corazón de Jesús, además fundó la casa de la cristiandad lugar para atender sus labores pastorales a través de jornadas y retiros espirituales.
En Salamanca, su labor fue muy grande pues tuvo que enfrentarse a una serie de problemas pero que al fin con su tenacidad logró vencer y trabajar durante 20 años.
Por decisiones del Señor Dios y el Arzobispo, es designado atender la parroquia de San Miguel Arcángel y es recibido con todos los honores y gran algarabía un 30 de septiembre de 1978.
En esta parroquia su labor pastoral fue muy grande y de sobra conocida, donde para atender bien a la comunidad divide a la parroquia en más de 28 centros de catecismo y donde cada centro quedó representado en el atrio de la misma con la figura de los santos para demostrar la fortaleza de su trabajo pastoral.
Al retirarse de esta parroquia por atención jubilatoria se hace cargo de la capilla del Sr. de los Herreros de la misma colonia de Maravatío.
Por todo lo anterior: Gracias Padre Gilberto Núñez Pérez por haber regalado 50 años de sacerdocio a Dios Padre y a la comunidad católica.
Q. E. P. D. Padre Gilberto Núñez Pérez (1933-2015)
