Maravatío, Michoacán.- A más de setenta años de iniciada su construcción, el balneario de San José Purúa, ubicado en el oriente de Michoacán, se niega a desaparecer o convertirse en ruinas. Aun cuando desde hace nueve ha dejado de operar como hotel de cinco estrellas, este singular sitio sigue manteniendo su carácter de lugar paradisíaco.
Firme e inalterada en su concepto, actualmente la construcción permanece altiva y silente, sin perder un ápice su atractivo original. Enclavado en una zona privilegiada por su entorno natural y su clima, este balneario adquirió notoriedad de los cuarenta a los setenta por ser un espacio ideal para el descanso y la recuperación de la salud. Tanto así que grandes figuras de la cultura, el espectáculo y la política fueron huéspedes distinguidos en aquellos tiempos. Y muchísimos extranjeros.
Baste decir que el director español Luis Buñuel se recluía por semanas en semejante paraíso para escribir los guiones de sus películas mexicanas. Pensado en su origen como un espacio único en su tipo en el país, el balneario buscaba tener el carácter lúdico e higiénico que las antiguas termas romanas, aquéllas que la clase pudiente construía como un lugar de reunión, tertulias, gimnasio y esparcimiento. Y del mismo modo que aquellos sitios monumentales erigidos por los emperadores Trajano, Caracalla y Diocleciano en la Roma antigua, el balneario de San José Purúa tuvo por muchos años su relevancia por ser el punto de reunión de diversas capas sociales.
Actualmente, inmerso en problemas legales que han imposibilitado su total reapertura, el sitio recreativo se mantiene abierto sólo en el área de albercas, sólo por «no perder el hábito de mantenerlo en activo», según comenta el administrador del lugar. El resto del conjunto se encuentra en un semi abandono a la espera de su completa remodelación, sin perder belleza natural: casi el paraíso.
