De los 67 asesinatos de periodistas registrados por la Asociación Reporteros Sin Fronteras (RSF) durante 2015, el 12 por ciento se registró en México, lo que convierte a este país en el más peligroso para el ejercicio de la profesión de toda América Latina.
Con ocho periodistas asesinados, México se ubicó en el tercer lugar a nivel mundial en este rubro, solo por detrás de Irak y Siria (ambos países en guerra), con 11 y 10 periodistas muertos. Empatado con México se ubicó Francia, debido al ataque a la revista Charlie Hebdo ocurrido en enero.
Dentro del país, los estados de Veracruz y Oaxaca se convirtieron en los más peligrosos para el periodismo, debido al constante ambiente de acoso por parte de bandas del crimen organizado y autoridades.
RSF consigna que anteriormente los periodistas de otros estados de la República huían hacia la capital y otras regiones “más tranquilas” para continuar con su labor, pero el asesinato del fotoperiodista Rubén Espinosa el pasado 31 de julio “demostró que hoy en día no existe ningún refugio para los periodistas amenazados”.
Espinosa fue asesinado junto con cuatro mujeres en un departamento de la colonia Narvarte, luego de huir de Veracruz al temer por su vida. Si bien las autoridades sostienen la versión de que el asesinato se debió a un asunto de drogas, muchos sectores de la sociedad señalan al gobernador de Veracruz, el priista Javier Duarte, como el responsable del crimen.
La ONG saludó esfuerzos como la Ley de Protección de Periodistas que se aprobó en el Distrito Federal semanas después del asesinato de Espinosa, pero advirtió que esta acción “solo resultará eficaz si se extiende a otros Estados y si recibe medios eficaces de implementación”.
