8.2 C
Maravatío de Ocampo
28 marzo, 2024
Vive Maravatio – Agencia de noticias del Oriente
DESTACADO

Columna: El Síndrome del Elefante Encadenado

EL SINDROME DEL ELEFANTE ENCADENADO.

Hola que tal mis dilectos lectores, por aquí nuevamente compartiendo algunos textos y comentarios dentro del terreno de la lectura y compresión de textos que encuentras de casualidad en alguna parte de tu ciudad, ya sea en un sanitario, el mercado o en algún lugar de trabajo donde te encuentres.

Hace algunos días visite a mi amigo Panchito en su taller de reparaciones de autopartes eléctricas en ésta ciudad y bueno mientras él hacia su trabajo, me llamó la atención un par de hojas que estaban sobre su cajón de herramientas, me entro la inquietud de leerlas con el riesgo de que se molestara, sin preámbulo alguno decidí satisfacer mi curiosidad.

Al terminar de leer le pregunté que de quien eran esas hojas, pues tenía toda la intención de que me las prestara para sacarle copias, pero no hubo la oportunidad en ese momento. Sin embargo, a partir de ese instante me nació la imperiosa necesidad de leer y volver a leer para producir el siguiente texto para lo cual decidí visitarlo otro día para que me las prestara, pero ya no las tenía, así que busque la forma de cómo encontrar el texto y lo logre.
Debo aclarar que el contenido de las hojas en comento, tienen derecho de autor y las voy a transcribir tal cual son, después de ello hare mis propias conclusiones.

El Elefante Encadenado es una inspiradora historia de Jorge Bucay que entraña una motivadora enseñanza para el emprendimiento y la vida.

“Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños.

Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunal… Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir. El misterio sigue pareciéndome evidente. ¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores.

Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: «Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?». No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez. Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.

Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro… Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede. Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza…”

Después de ese contexto vienen algunas reflexiones como decir que: ¿todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad? ¿Será acaso que la dependencia de otros nos pone en el plan del elefante cirquero? Yo con todos mis respetos a quienes llegasen a leer este articulo les diría que saquen sus propias conclusiones y descubran porque muchas veces nos sentimos estacados (no estancados) y actuamos con temor cuando debemos tomar nuestras propias decisiones, nuestra propia libertad de actuar.

Vivimos pensando que «no podemos» hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, cuando éramos pequeños, lo intentamos y no lo conseguimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré. Hemos crecido llevando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca.

Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos: No puedo y nunca podré.

Este fenómeno del estacamiento se da en todo el nivel de nuestra vida privada y pública, en el terreno político en el pasado y hoy en la actualidad, en el trabajo, en nuestro hogar, en la escuela, etc… porque siempre tratamos de quedar bien con alguien, porque tenemos pánico de expresar nuestras ideas y nos tomen cómo ignorantes del tema o trabajo a realizar, porque nos da miedo obtener un ascenso o dirigir una empresa siempre pensando de quien está al frente es mejor que nosotros, y sabes por qué : porque eres tú mismo (a) el (la) que ha creado la estaca y la has clavado en el suelo. Eres tú el (a) que se ha encadenado a ella. Eres tú el (la) que ha puesto esas limitaciones en tu cabeza y lo peor de todo, permites que siempre haya un domador a la hora de tomar decisiones.

Así que ha llegado la hora de decir; yo puedo, ha llegado la hora de hacer un lado los temores, de tomar tus propias decisiones, ha llegado la hora de encontrar tu propia libertad, solo tienes que quitarte el síndrome del elefante cirquero, no más estacas en tu vida, ni grilletes ni cadenas que te aten, hoy es el día de tus grandes decisiones, hazlo por ti mismo (a) y cómo se dice actualmente “hay que darle para delante y sin miedo al éxito”, pues hay que actuar con resiliencia para poder hacer las cosas con seguridad y certeza porque en cualquier momento estamos tentados a caer en el síndrome del elefante encadenado. Hasta pronto.

Respetuosamente.
Profr. Juan Miguel Núñez Santillán.

Notas Relacionadas

Combate a incendio forestal en Tlalpujahua, con 80 % de avance

admin

Se combaten 10 incendios forestales en Michoacán, 2 en el Oriente

admin

Aventúrate a vivir una experiencia única en las playas de Michoacán

admin

PC y SSM, coordinadas por turistas en la Costa Michoacana

admin
Cargando....