Pocos festejos son tan mexicanos como el de comer rosca el 6 de enero, sin embargo ¿Sabías que la tradición se remonta a la época del Imperio Romano? La Iglesia Católica incorporó esta tradición dentro de las prácticas religiosas
Los primeros cristianos tomaron un poco de esta tradición y la mezclaron con la historia de la visita de los Reyes Magos para la celebración de la Epifanía: cambiaron el pan ázimo por pan de harina blanca y levadura, endulzándolo con miel y adornándolo con frutos del desierto, como higos, dátiles y algunas nueces.
Para los cristianos, la forma circular de la rosca simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin. Los confites son las distracciones del mundo, que nos impiden encontrar a Jesús.
A México llegó a través de la conquista y del proceso de evangelización, en la época del Virreinato, donde la deliciosa rosca de origen europeo comenzó a tener tintes latinoamericanos, desde su elaboración hasta el acompañamiento con una deliciosa taza de chocolate americano.
Aunque sólo hay una receta para elaborar la masa de la rosca, se puede decorar con distintos dulces confitados: acitrón, higos, naranjas, cerezas, orejones, limones y piña; también se le ponen vistosas flores de Nochebuena para hacerla más atractiva.
En México, el que encuentra el muñequito de la rosca se convierte en el centro de la fiesta: se le pone una corona hecha de cartón y cubierta de papel dorado y se le da el nombramiento de padrino del Niño Jesús.
El padrino deberá vestir con ropas nuevas a la imagen del niño Jesús, del Nacimiento, y presentarlo en la Iglesia el 2 de febrero, día de la Candelaria. Después hará una fiesta con tamales y atole.
También se ponen otros objetos dentro de la rosca: pueden encontrarse anillos, que significan matrimonio próximo, o dedales, que indican a quien los encuentra que permanecerá soltero durante todo el año que comienza.
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