La tala clandestina en las zonas protegidas donde hiberna la mariposa monarca en México disminuyó en un 40 % esta temporada, informó hoy el Fondo Mundial para la Protección de la Naturaleza (WWF).
En la zona núcleo de la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, que contempla los bosques templados del Estado de México y Michoacán, este tipo de tala pasó a ser de 11,92 hectáreas, en comparación a las 19,9 hectáreas que la práctica significó en la temporada 2014-2015.
La mariposa monarca, caracterizada por sus grandes alas de color anaranjado y con los bordes negros, viaja cada otoño desde Canadá y la zona norte de Estados Unidos hasta México, recorriendo distancias que llegan a los 4.200 kilómetros.
La tala ilegal es uno de los peligros que amenaza a la especie en sus lugares de hibernación y su disminución es «una señal positiva que debe motivar a las autoridades federales, estatales y a las comunidades locales a proteger estos bosques», señaló el director de WWF en México, Omar Vidal.
El monitoreo realizado por la Alianza WWF-Fundación Telmex Telcel, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y el Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México revela que esta temporada se degradaron 72,3 hectáreas de bosque en la reserva.
El 74,6 % de esta pérdida vino motivada por la caída de árboles a causa de vientos y tormentas, el 16,4 % por la tala clandestina y el 6,44 % por la sequía.
«Los bosques proporcionan el microclima que las monarca requieren para pasar el invierno, por lo que se debe erradicar la tala ilegal y restaurar por medio de la reforestación todas las zonas afectadas», defendió Vidal.
Otros peligros que afectan a la mariposa en su migración son la disminución del algodoncillo del cual se alimentan las larvas en Estados Unidos, por el uso de herbicidas, y las condiciones climatológicas extremas en los tres países que recorre.
Según otro estudio realizado para la temporada 2015-2016 y presentado al finalizar la temporada de la mariposa monarca en México, la superficie ocupada por el insecto en los santuarios del país aumentó y llegó a las 4,01 hectáreas de bosque, lo que fue visto por WWF como un posible indicio de recuperación.
En 2013-2014 se documentó una cifra de 0,67 hectáreas, lo que despertó los niveles de alerta al suponer la superficie registrada más baja en dos décadas.
